jueves, 22 de diciembre de 2011

Triptófano: el aminiácido para dormir bien

(y rebajar mejor)

 

Cuando le comenté a mi esposo todo lo que les voy a contar en este post, puso esa cara con ojos brillantes, típica de cuando alguien se da cuenta de algo por primera vez, y me dijo:
"¡Por eso es que dicen que es bueno tomar un vaso de leche caliente para dormir mejor!"

Y sí, él tenía toda la razón.

Todo tiene que ver con el triptófano.

¿Tripto qué?

El triptófano es uno de los ocho amoniácidos esenciales (recordemos que los aminoácidos son las macromoléculas que forman las proteínas). El triptófano que consumimos llega hasta el cerebro y allí se convierte en serotonina (el neurotransmisor de la felicidad y el bienestar). Cuando nos sentimos tristes, deprimidos, ansiosos, o simplemente de bajos ánimos, puede ser que nuestros niveles de triptófano estén muy bajos, y esto lo podemos solucionar comiendo ciertos alimentos que son altos en triptófano.

Particularmente en la noche es muy bueno comer uno de estos alimentos, porque resulta que cuando hay oscuridad la serotonina se transforma en melatonina, la hormona del
sueño. Una deficiencia de serotonina implicará muy poca melatonina en la noche, y eso significa que tendremos problemas para dormirnos o tendremos un sueño interrumpido, muy ligero y poco reparador.

¿Qué tiene que ver esto con mi dieta?


Varias cosas.

En primer lugar, nos interesa tener
buenos niveles de serotonina para evitar ataques de ansiedad y antojos. Hacer una dieta conlleva un esfuerzo, porque las comidas tradicionales, las que come todo el mundo, las que están más disponibles, generalmente son las que nos hacen engordar (tienen grasas trans, exceso de sal y de azúcar, demasiada grasa, harinas y otras sustancias que disparan la insulina, carbohidratos que nos producen adicción, etc.). Para poder tomar decisiones en armonía con nuestra dieta cada vez que tengamos que comer es necesario que nos encontremos en un buen estado de ánimo, de lo contrario lo más seguro es que sucumbiremos ante la tentación.

En segundo lugar,
dormir es indispensable para quemar grasa. Durante las horas del sueño el cuerpo repara los daños hechos a los músculos (en los entrenamientos, por ejemplo) utilizando las proteínas que se ingirieron y gastando energía que viene de la grasa almacenada. Esto sólo es posible en presencia de la melatonina (la hormona del sueño). La falta de sueño puede afectar negativamente la sensibilidad a la insulina, el control del apetito y el metabolismo. Todo esto hace que engordemos si no dormimos bien.

En resumen, los alimentos ricos en triptófano te ayudarán a regular tu apetito, dormir mejor y estar de mejor humor.
Estos alimentos son:
Alimento Cantidad aproximada de triptófano Tamaño de la ración
Carnes magras, pavo, pollo 400 mg 125 gramos
Salmón, atún, camarones, mariscos 350 mg 125 gramos
Lentejas, frijoles, guisantes y otras leguminosas 140 mg 1 taza
Queso cottage (cuajada, ricotta), leche, yogut, queso, huevos 100 mg 1 taza
Maní, nueces, merey, avellanas, semillas de ajonjolí y de girasol 80 mg 1/4 de taza
Avena, gérmen de trigo, arroz integral y otros cereales integrales 70 mg 1 taza
Aguacate, espinaca, brocoli 30 mg 100 gramos
Bananas, plátano, kiwi, piña (ananas), patilla 10 mg 200 gramos

Y de aquí lo del vaso de leche antes de dormir: ¡los lácteos son alimentos ricos en triptófano!

Ah, una cosa importante...


El triptófano llega al cerebro para transformarse en serotonina únicamente en presencia de carbohidratos.

De hecho, si se ingieren muchas proteínas en la dieta, habrá mucha tirosina, un aminoácido que hace que tengamos el cerebro en alerta. Además, se ha comprobado que en presencia de aminoácidos (los
componentes de las proteínas) se dificulta la llegada del triptófano al cerebro para transformarse en serotonina.

Así que, técnicamente, en una dieta cetogénica pura (sin carbohidratos, o dieta de puras proteínas) habrá problemas con la cantidad de triptófano que pueda llegar al cerebro y los niveles de serotonina disminuirán (lo que explica por qué esas dietas tan restrictivas son tan
difíciles de seguir y no se pueden mantener a largo plazo, no son dietas de por vida).

Además, para que podamos absorber el triptófano de los alimentos, debemos tener buenos niveles de vitamina B6 y vitamina C.


Para finalizar, vuelvo a conectar con el
video del otro día. Si lo vieron, recordarán que uno de los secretos para adelgazar es consumir la dosis diaria recomendada de calcio. El calcio ayuda a expulsar más grasa, por lo que es ideal consumir alimentos altos en calcio durante la dieta.

Cuando pensamos en calcio automáticamente pensamos en productos lácteos. Además ya vimos que son altos en triptófano. Como salió en el video, comer lácteos desnatados en la dieta puede ser de gran ayuda. Pero ¿qué otros alimentos son altos en calcio?


Fuente: http://minuevadieta.blogspot.com 

viernes, 9 de diciembre de 2011

 ¿Por qué se produce la muerte súbita del lactante?

 

 

La muerte repentina e inesperada de un bebé produce un gran dolor a sus padres, sobre todo si a la pregunta “¿por qué?” no se le puede dar respuesta.
  A pesar de las múltiples investigaciones que se han llevado a cabo para descubrir los motivos de este síndrome, lo cierto es que aún no se tiene nada claro. Recientes estudios de un grupo de médicos ingleses plantean la posibilidad de que el motivo sea una infección bacteriana, pero todavía queda mucho por investigar para hallar la causa. Por el momento, lo único que se puede hacer es seguir una serie de recomendaciones para prevenir los riesgos, como poner al bebé a dormir boca arriba y no cubrir nunca su cabeza con las sábanas

El síndrome de la muerte súbita


El Síndrome de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL) se define como la muerte repentina e inesperada -el bebé pasa de un estado aparente de bienestar a la muerte en apenas una hora- de un lactante aparentemente sano y en la cual la autopsia no demuestra ninguna causa. El fallecimiento siempre se produce mientras el bebé duerme.


Es la primera causa de muerte de niños de entre 1 y 12 meses en los países occidentales. Según las últimas estadísticas, en Europa mueren al año 5.000 lactantes víctimas de este síndrome. En España, fallecen de media 100 bebés al año, lo que se traduce en uno de cada mil bebés.


El SMSL es más común entre los 2 y 5 meses de edad. Alrededor del 80% de las muertes ocurren entre el primer y sexto mes. Entre los 6 y 12 meses suceden el 15% de las muertes y después del primer año de vida del niño, tan sólo el 5% de ellas.


No es una enfermedad nueva ni más frecuente que hace 50 años, pero la reducción de la mortalidad infantil por otras causas ha hecho que se vuelva más notable. Por otro lado, hasta no hace mucho, los bebés dormían muy a menudo en la misma cama de sus padres y cualquier fallecimiento inesperado era atribuido a la asfixia que inadvertidamente le habrían provocado ellos mismos.


¿Por qué ocurre?


A pesar de las múltiples investigaciones que se han hecho, las razones de este síndrome aún no son evidentes. En la actualidad, estos estudios han permitido reducir el número de casos, pero todavía se desconocen los motivos que llevan a la muerte a un bebé aparentemente sano.


Las autopsias practicadas revelan que cerca del 60% de los niños fallecidos por el SMSL tenían infecciones respiratorias banales, pero éstas no justifican la causa del fallecimiento. La muerte súbita afecta tanto a niños alimentados con leche materna como a los que toman sólo leche de fórmula.


Ni la postura ni otras circunstancias que se han demostrado relacionadas con la muerte súbita son su causa, que sigue siendo desconocida y que probablemente no sea única. Se piensa que sólo algunos niños nacen con el riesgo de sufrirla, quizá por alteraciones en los centros del sistema nervioso que regulan la respiración y el funcionamiento del corazón, pero al no estar seguros, las medidas de prevención deben aplicarse a todos.


Un trabajo publicado recientemente en la revista científica The Lancet plantea la posibilidad de que la causa sea una infección bacteriana. Un equipo procedente del Hospital Infantil Great Ormond Street y el Instituto de Salud Infantil de Londres seleccionó 507 autopsias practicadas a menores de un año que habían fallecido entre 1996 y 2005 en el citado hospital. Tras la necropsia, se pudo establecer la causa de la muerte en 128 casos (56 por infección bacteriana y 72 por otros motivos). 379 fallecimientos no se pudieron explicar.


En 470 casos se tomaron muestras para buscar microorganismos; un total de 2.079 cultivos, el 73% de los cuales dio positivo para algún organismo. Los autores encontraron niveles elevados de bacterias -como S. aureus y E. coli- en niños cuya muerte súbita e inesperada no se podía explicar en comparación con aquellos cuyo fallecimiento se debía a causas no infecciosas. Estas bacterias pueden causar septicemia -una infección generalizada en la sangre- sin que haya un foco evidente.


Sin embargo, a pesar de que la presencia de estas bacterias era mayor entre los fallecidos sin motivo conocido, también se detectaron en otros casos. Por lo tanto, es imposible determinar que la infección bacteriana sea la única causa de la muerte súbita, aunque puede que este estudio sea el principio de una serie de investigaciones que acaben hallando la causa final.


Uno de los obstáculos para realizar dicha afirmación es la ausencia de evidencias claras de infección, aunque es posible que estos microbios contribuyan de algún modo al fallecimiento repentino.


Los investigadores señalan que ahora deben investigar los mecanismos que subyacen a estos casos. Para ello, deberán servirse de una nueva ciencia, las técnicas de proteómica, que permiten reconocer proteínas bacterianas en los fluidos humanos. Para los autores del estudio “es obvio que ése es el nuevo paso hacia el que se debe dirigir la investigación en muerte súbita infantil”.


Factores de riesgo

Se debe prestar atención a tres grupos de lactantes:


- Prematuros y de bajo peso al nacer, sobre todo aquellos que presentan apneas o pausas prolongadas sin respirar, y a otros con displasia bronco pulmonar.

- Lactantes que presentan una apnea de causa desconocida o un Episodio Aparentemente Letal (sensación de falta de respiración, cambios de coloración, piel morada o pálida, pérdida de tono muscular o fuerza...).

- Hermanos posteriores o gemelos de una víctima del síndrome.

Sin embargo, no se ha comprobado que sean factores de riesgo ni la composición de los colchones, ni el reflujo gastroesofágico, ni las alteraciones neurológicas, ni la falta de oxígeno antes de nacer, ni la alimentación materna durante el embarazo, ni las vacunas rutinarias, ni enfermedades comunes como las respiratorias, diarreas o vómitos.


Cómo prevenir la muerte súbita

Existen una serie de recomendaciones que los padres deberían seguir para proteger a los niños de este síndrome:

- Dormir boca arriba. Todos los niños deberían dormir en esta postura al menos hasta los 6 meses, y sin almohadas ni cojines gordos que puedan ahogarles mientras duermen. Pero tampoco hay que forzar la posición si se da la vuelta espontáneamente. Los reflejos de un lactante sano impiden que aspire la leche que pueda devolver estando boca arriba. Sin embargo, los niños con reflujo gastroesofágico patológico deben dormir de lado o boca abajo para no asfixiarse con su vómito.

- Evitar los ambientes con humo, antes y después del nacimiento. Y, por supuesto, ni hablar de que fume la madre en el embarazo. Si la madre fuma durante la gestación y durante el primer año de vida del bebé, el riesgo del síndrome se incrementa en 4,09 veces.

- No cubrir la cabeza del bebé mientras duerme. Los estudios demuestran que ente el 16 y el 22% de los niños fallecidos por muerte súbita tienen la cabeza tapada con la ropa de cama. Es conveniente que los pies del lactante toquen el límite de la cuna, así tiene menos posibilidades de desplazarse por debajo de las sábanas.

- Usar chupete. Algunas investigaciones sugieren que reduce la incidencia del SMSL, aunque no está 100% demostrado.

- Evitar la hipotermia y la hipertermia. Otros estudios muestran que los niños que están sobrecalentados o fríos tienen mayor riesgo del SMSL. La posición prona (boca abajo) minimiza la pérdida de calor por lo que la temperatura puede aumentar en exceso. Debe mantenerse la habitación a una temperatura de 20 a 22 ºC y evitar el arropamiento excesivo, especialmente si el niño tiene fiebre.


Fuente: The Lancet.
Redacción: Irene García
 

viernes, 2 de diciembre de 2011


Tengo fe - Roberto Orellana


Fuente: http://www.youtube.com